Luego de su ofrecimiento a los policías y la respuesta contundente e inmediata de los agentes en huelga, Layda Sansores acudió al sitio a donde días antes había mandado a sus mamás: Se paró frente a la mesa puesta en la SPSC delante de todos los inconformes.
La gobernadora trató de explicarles el por qué Marcela no se iba, diciendo que tras las investigaciones salió que ella no había sido la culpable del operativo mal realizado.
Los agentes, respetuosos, le recordaron su postura inicial, su rechazo al diálogo, el rechazo a sus peticiones y ahora ya nada de eso importa si Marela no se iba.
La respuesta de Layda fue: “Yo no estoy para satisfacer caprichos”, lo que generó gritos de enojo, y el clásido “fuera, fuera”. En dos ocasiones ocurrió. En la segunda, Layda se hizo la ofendida y se fue corriendo en medio de un alboroto y los gritos de “Fuera Marcela, Fuera Marcela”.
Y así fracasó su débil intento por contenerlos y dividirlos.
Redacción.