‘DERECHO DE SOMBRA’: NARCOS COBRAN EXTORSIONES POR CADA ÁRBOL QUE TENGA UNA CASA EN ZONAS DE TAMAULIPAS

Desde marzo de 2024, los grupos criminales en Tamaulipas agregaron una nueva extorsión para los pobladores de la región de la frontera chica, donde tener una casa fresca en tiempos de canícula o sequía se convirtió en un privilegio no al alcance de todos.

Habitantes del municipio de Valle Hermoso y Río Bravo contactaron con TELEDIARIO, para revelar que los grupos criminales conocidos como Los Ciclones y Los Metros, antes parte del Cártel del Golfo, comenzaron a cobrar a las familias de la zona por cada árbol que provea sombra a las casas.

De acuerdo con la denuncia de Graciela, cuyo nombre real fue modificado para proteger su identidad, a su hogar llegaron varios hombres a informarle que ‘La Empresa’ iba a comenzar a cobrarle por cada árbol que tuviera, incluyendo uno pequeño en el que toma sombra su perro.

“Tengo claro cuándo pasó esto, porque fue un día después del cumpleaños de mi esposo: 27 de marzo. Llegaron unas personas que dijeron ser de ‘La Empresa’ (Los Ciclones) y nos dijeron que a partir de ya iban a cobrar por los árboles en las casas. Se metieron a la fuerza y me contaron cuatro, hasta uno chiquito que le hace sombra al perro cuando se tira encima de la tierra, ahí en el fresco”.

¿Qué es el “derecho de sombra”, la nueva extorsión en el norte?

Graciela, de 62 años, definió la nueva extorsión de la que es víctima como “derecho de sombra”. La mujer explicó que, antes del 2024, la sombra era uno de los pocos placeres gratuitos que tenían en una tierra calurosa arrasada por el crimen organizado, que provoca migración forzada y promesa.

La mujer estaba contenta de “tomar el fresco” en el pórtico de la casa de un piso que comparte con su esposo, Ignacio, de 70 años: beber un vaso de agua fría bajo un frondoso encino que la refresca desde que era niña.

Ahora, ese placer no es gratis: 100 pesos mensuales para disfrutar la sombra de un árbol. La tarifa le fue informada por tres hombres, veinteañeros todos, que se identificaron como miembros de Los Ciclones aquella mañana, en la que el Meteorológico Nacional esperaba máximas de 34 grados.

Si Graciela no paga, el árbol deberá de ser talado, cosa que pinta mal, pues ni ella ni su esposo tienen fuerzas para hacerlo. Sus hijos viven en Estados Unidos desde hace años. Para no seguir pagando la extorsión, la pareja de adultos mayores debería sacar de sus ahorros y pagarle a un miembro del crimen organizado para que derribe el encino y los otros tres árboles de su propiedad.

“Aquí no te perdonan que seas viejo. Todos pagamos. Otros vecinos pagan por la reparación de su casa, por tu carro, por los animales. Aquí no hay nada de eso del respeto a los viejos: no pagas, entonces te matan”, dice Ignacio, con su voz trémula, del otro lado de la línea telefónica, cerca de la ardiente frontera con Texas.

Agencias.