A pesar de la aprobación el mes pasado de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que exigía “un alto el fuego inmediato y la liberación incondicional de todos los rehenes” en Gaza, el fin del conflicto no parece inminente.
La guerra en curso ha dejado la infraestructura de la Franja de Gaza gravemente dañada, con miles de edificios reducidos a escombros, y ha obligado a los residentes a evacuar al sur del territorio, a la ciudad de Rafah.
Esta situación exacerba las preocupaciones sobre una posible hambruna, como advirtió el mes pasado un informe respaldado por la ONU.
La guerra estalló tras un ataque contra Israel perpetrado por Hamás el 7 de octubre de 2023, en el que, según cifras israelíes, murieron 1.200 personas, en su mayoría civiles.
Según el ejército israelí, unos 600 de sus soldados han muerto desde el 7 de octubre.
Y hasta el día 178 del conflicto, al menos 32.916 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños, habían muerto en Gaza por los ataques israelíes, según el Ministerio de Salud del territorio, dirigido por Hamás.
Según la ONU, el 85% de la población de la Franja de Gaza, en donde viven más de 2,3 millones de personas, se ha visto obligada a evacuar sus hogares debido a los ataques de Israel.
El mes pasado, un informe de Integrated Food Security Phase Classification, una respetada red internacional que proporciona a los gobiernos, a las Naciones Unidas y a las agencias de ayuda datos para medir la magnitud del hambre, advirtió sobre una hambruna inminente en Gaza.
Agencias.