MÁS QUE BRINDAR SEGURIDAD, LA POLICÍA ESTATAL INTIMIDÓ

En Campeche, el Gobierno de Morena polarizó hasta a la policía, y la institución que debió de ser garante de la seguridad durante las elecciones, sólo logró atemorizar más a los campechanos y una parte de ella fue usada para la intimidación social.

El largo conflicto policial, que inició desde marzo pasado, llegó al día de las elecciones con una corporación dividida en dos, enfrentados entre sí ambos bandos, con un gobierno que dio su apoyo a unos y destituyó a los otros, es decir, a quienes tienen como apoyo la base social y política.

Además de quitarles su sueldo e iniciar procedimientos para su destitución, el Gobierno de Layda Sansores anunció unas horas antes de la jornada electoral de ayer domingo, que todos los policías deberían de pasar encuartelados el fin de semana, so pena de ser detenidos, salvo los elementos que Marcela Muñoz, su titular de la SPSC, comisione, pues la seguridad del estado sería asumido por elementos federales y castrenses.

Todavía la víspera de la elección, en distintos filtros hubo enfrentamientos entre ambos grupos, pues los “marcelos”, como se conoce a los policías del oficialismo, trataron de sacar a los “huelguistas”, pues el motivo del pleito era el control de los pasos vehiculares durante la jornada comicial.

En el filtro de Kobén, en un video quedó registrado como un “marcelo” cortó cartucho y apuntó a un “huelguista”, agrupación que anda sin armas, durante una escaramuza por el control de ese retén vehicular.

Y así fue como llegó el día de la elección: La institución que debió garantizar la paz, la seguridad, que debió dar confianza a los campechanos para que salgan a votar con libertad, fue la que sirvió para atemorizar, intimidar y tratar de obligar a la gente a quedarse en su casa, todo por el control de las calles, de los pasos vehiculares, como si el objetivo fuera usar a la corporación policiaca para cometer fechorías electorales.

Por ello, pese al decreto firmado por Layda y Marcela y publicado en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado mediante el que se trató de encerrar a los agentes huelguistas durante la elección, éstos retaron a la gobernadora y anunciaron que saldrían a patrullar con normalidad pues esa era su obligación y responsabilidad: Las amenazas de Layda solo fueron eso, amenazas para tratar de desalentar la participación de los huelguistas.

Este domingo, en vez de tener una policía coordinada, se vio a dos grupos que se distinguían solo por el color del brazalete: Los “marcelos” llevaban uno color azul oscuro, mientras los “huelguistas” se distinguían por uno en color blanco.

Los convoyes de ambos grupos se hacían notar por los ciudadanos en cada centro de votación, por donde pasaban haciendo alarde de su fuerza y haciendo sonar sus bocinas para que todos volteen. Las miradas iban directamente al brazalete para identificarlos.

Si eran los azules, de inmediato se activaba el “¡Fuerza Marcela, Fuera Layda!”, si eran los blancos, solo eran seguidos con las miradas.

Los “marcelos” parecían tener la encomienda de la intimidación social. O quizá sólo fue un reflejo, una reacción a la actitud de los campechanos, que volcaron su apoyo al bando rival.

Como sea, en este caso, tener “dos policías” no es un halago. Es, más bien, una vergüenza que la autoridad no ha querido asumir.

Ayer mismo, en dos episodios distintos, la secretaria de Seguridad, Marcela Muñoz, y su hija Samantha, de quien aún no se tiene certeza de si ya renunció o no a la Dirección de Seguridad Pública de El Carmen, fueron abucheadas al momento de acudir a votar.

Redacción.