Ante la falta de camiones y taxis, que al Gobierno de Layda Sansores y al Instituto Estatal del Transporte no proveyeron durante la contingencia climática, los agentes de la Policía Estatal en huelga, que tiene meses que no cobran, que carecen de equipamiento necesario y ni radiocomunicación, llevaron sus camiones y camionetas para el traslado de la gente, que seguía en paraderos bajo la lluvia sin poder moverse.
Del Gobierno ni sus luces. De los policías de Marcela, mucho menos. No se trata sólo de un problema de falta de empatía de las autoridades, sino de irresponsabilidad, porque es deber y obligación del Gobierno vigilar y procurar que se brinde un servicio básico y necesario para los campechanos, mucho más en medio de la emergencia por lluvias que dejó el potencial ciclón tropical uno, sobre la ciudad.
Sobre el tema del transporte, aunque fue una demanda y justo reclamo durante todo el día, el Gobierno prefirió cerrar los ojos y callar.
Redacción.