Por: Luis Armando Mendoza Leciano.
Todos, el gobierno, un grupo de priistas traidores, entre ellos ex dirigentes del partido, la prensa supuestamente independiente, todos, han emprendido una campaña contra el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, «Alito».
Pareciera que le tienen tanto miedo que lo han declarado el enemigo público número uno del país.
Al menos eso refleja que se haga uso de todo el aparato del sistema con la intención de acabarlo, pero sin éxito.
Los ataques contra el dirigente nacional del PRI son tan sistemáticos y uniformes que no dejan dudas de la intervención de personajes del más alto nivel, ajenos a la vida interna del partido.
En ese refuego se inscriben las acciones de ex dirigentes del PRI como Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa Reza, así como del ex candidato presidencial Francisco Labastida Ochoa, con quienes inició en el 2000, hace 24 años, la debacle del PRI.
Y la situación del PRI se agravó en 2018, con Miguel Ángel Osorio Chong en la Secretaría de Gobernación, con la pérdida por tercera ocasión de la Presidencia de la República.
Son ellos los que comenzaron a sepultar al partido y ahora pretenden erigirse en sus salvadores, pero a ninguno de ellos parece importarle lo que pase con el PRI, sino más bien su intención es servir y congraciarse con el poder.
Están acostumbrados a obedecer a quien tiene el poder, pero ni eso saben hacer bien.
Al menos no con su intención de destronar a «Alito» de la dirigencia del partido para ponerlo al servicio del gobierno.
Xóchitl Gálvez lo dijo en una entrevista con Adela Micha: «Alito es un animal político y se los chinga a todos». Y no se equivocó.
