Por Margarita Rosa Rosado M.
De niña me mandaban cada sábado a la doctrina. A las cuatro de la tarde ahí estaba yo en la iglesia de Guadalupe aprendiendo el catecismo de Ripalda; recuerdo perfecto en qué consistía el acto que da nombre a esta entrega: examen de conciencia, dolor de corazón, propósito de enmienda y decir los pecados al confesor. Y dirá usted, amable lector, lectora, que a qué viene este recuerdo catequista, pues a que creo que es justo lo que deberían hacer los partidos políticos de oposición de este país.
Me explico. Como nunca, la sociedad civil entendió, asumió y ejerció su papel como actor frente al poder, un poder que cada vez quiere ser más autoritario y sin contrapesos. Nos organizamos en todo el país, marchamos y llenamos las plazas, respaldamos a las instituciones que nuestra incipiente democracia ha venido creando a lo largo de los años: el INE, el INAI; salimos a defender a la Suprema Corte de Justicia que ahora, queda claro, con el abrumador triunfo de Morena y aliados en el Congreso, está libre el camino para someterla.
De manera reflexiva, la sociedad civil concluyó que lo mejor para México era apoyar a Xóchitl Gálvez en su carrera a la presidencia. Pero esa ciudadanía que marchó, que llenó plazas y cantó a voz en grito el himno nacional, queda claro, no fue suficiente para cerrarle el paso al partido y a la candidata del presidente. Y no nos engañemos, ese 30% de ventaja tiene que decirnos que una parte muy importante del país está conforme con el gobierno que tenemos y, más aún, ve la vida de manera diferente a la Marea Rosa; sus preocupaciones, claramente, no son las nuestras, si la Suprema queda sometida como la Comisión de Derechos Humanos, o si desaparece el INAI, ese electorado que reeligió a AMLO a través de Claudia no lo ve como motivo para quitarle el voto a Morena, como evidentemente no ve razón suficiente en el hecho de que llevamos 190 mil homicidios en lo que va del sexenio y que el crimen organizado esté cada día más presente en la vida cotidiana.
A la ciudadanía, los partidos políticos quedaron a debernos y desde hace mucho, pero ahora fue más evidente; la Constitución define a los partidos como entidades de interés público, tienen prácticamente el monopolio del ejercicio organizado de la política. Y nos fallaron, nos fallaron porque no denunciaron machaconamente, pudiendo hacerlo, el mundo de errores, malas decisiones, dispendio, muertes (un millón, si sumamos homicidios dolosos, covid y desaparecidos que lo más probable es que estén muertos) en la cuenta de la 4T. Nos fallaron porque no supieron o no quisieron sumarnos como sociedad civil, para armar todos juntos un movimiento que conjuntara su capacidad organizativa con el entusiasmo y la frescura de nuevos liderazgos civiles. Nos fallaron porque siguieron viéndose a sí mismos en vez de ver más a su alrededor y no han hecho ninguna autocrítica de su gestión, de sus resultados.
Y no es que les esté echando toda la culpa del resultado de la elección, pero sí creo que en este momento cargan un bagaje tan pesado que puede hundirlos en la ominosa circunstancia que deja el 2 de junio. Por eso, tendrían que hacer un profundo examen de conciencia, identificar claramente en qué y en dónde fallaron; no sé si les duela el corazón pero sí tendrían que hacerse el propósito de enmienda, incluso por razón de sobrevivencia, si quieren seguir vivos y relevantes en los próximos años. El confesor en este caso es la ciudadanía, merecemos que los partidos se disculpen del poco liderazgo que ejercieron (estoy siendo amable y manejando un eufemismo) y replantearse un nuevo camino, una nueva ruta para transitar por los siguientes seis años, si quieren llegar a puerto. Porque la sociedad civil, de una forma o de otra, sí llegará.
El país es más grande que una elección y así como pasaron estos seis años, pasarán los siguientes y aquí estaremos nosotros, la sociedad civil, para seguir construyendo y luchando. Ya nos aprendimos el caminito, más les vale a los partidos de oposición hacer un acto de contrición. Quizá están a tiempo. ¿O usted cómo lo ve, amable lector?