AMIGOS Y RIVALES. Lo que pasó con el exfiscal general del Estado (FGE), Renato Sales Heredia, y el exdirector del Instituto Tecnológico de Champotón (Itescham), los dos ya renunciados, será anecdótico y recordado por mucho tiempo: Era una fiesta de despedida que terminó, en ese orden ascendente, en empujones, manotazos, golpes, persecuciones, choques y balazos. ¿El motivo? Una amiguita cercana al jurista.
Desde meses atrás venían corriendo los rumores acerca de la gran relación que tenía Renato con la susodicha, que tenía un cargo importante en la FGE, por eso cuando en la fiesta de despedida de Sales como fiscal, y al calor del Bourbon, hubo dudas acerca del discreto y correcto comportamiento de la fina dama, y siendo al parecer el director del Itescham el beneficiario de sus atenciones, pues las cosas se salieron de control y los ánimos se caldearon.
Con un Renato con el whisky en la cabeza, y siendo Bismarck, como dicen que es, un mala copa, la chispa prendió muy rápido.
Dicen, diiiiiicen, que el director del Itescham flirteó con la amiga de Renato y, al recibir los celosos reclamos de su propia pareja, comenzó a discutir con ella y de un momento a otro ya era una rebambaramba entre tres… hasta que vino Renato, que algo vio o escuchó y se fue directo a los golpes con Richaud.
Nublado por el trago, pero consciente de la situación, Renato prefirió salir de ahí. Abordó su vehículo y emprendió la fuga de su propia fiesta. El resto de lo que supuestamente ocurrió es ya bien sabido por todos: Bismarck lo siguió en su Taheo negra, chocó el auto de Renato en varias ocasiones hasta que sus guaruras se detuvieron con la intención de calmar las cosas, primero en la Bola de Queso y luego por Walmart Electricistas, donde finalmente tuvieron que haber disparos de advertencia.
Y también sabemos lo que vino después, la negación y la ridiculización de la noticia. Pero eso, justamente eso, es lo que dio más fuerza a la nota. Si Renato y Bismarck no hubieran salido en los medios, y más aún, en la forma y con quien lo hicieron, las cosas se hubieran quedado hasta ahí, como un chisme más de nuestro campechito.
Ahhh pero no. Su conciencia los obligó a salir a dar explicaciones y, como dicen en esta bella tierra mía, a explicaciones no pedidas…
El caso es que Sales y Richaud salieron sonrientes, casi casi tomados de la mano, en un live con un comunicador bien cómodo para todos los funcionarios que se sienten en problemas y necesitan “limpiar su imagen”. Se rieron de la nota que circulaba en redes y trataron de ridiculizarla, como si fuera algo imposible aparecer juntos luego de semejante bronca.
Si, la nota era tan pero tan ridícula e inverosímil que se tuvieron que tomar la molestia de salir a aclarar las cosas mientras el ciclón tropical Alberto azotaba Campeche e inundaba colonias, fraccionamientos y comunidades rurales.
Al día siguiente, a las 7:00 horas, Bismarck Richaud presentaba su renuncia y les comunicaba “su decisión” al personal del Itescham.
Sí, todo es ridículo e inverosímil.
¡A MOVER LAS CADERAS! Hay que agradecer a la alcaldesa electa, Biby Rabelo de la Torre, que por cierto ya está a punto de regresar para terminar su periodo constitucional de tres años que dejó pendiente en manos de su amiguísima Martha Camacho para irse a campañas para reelegirse, de que primero nos emocionó y luego nos hizo reír a todos al protagonizar el meme del mes. ¡Qué del mes, del año!
Y es que ver a Biby moviendo las caderas con su vestido naranja entallado, bailando al ritmo de las chicas de Alfredo ‘El Pulpo’ y sus Teclados fue como un sueño efluvial para muchísimos de sus gobernados que votaron por primera vez y para otros más que quizá fue su última votación. Pero verla de nuevo, moviendo una cadera pa’cá y otra pa’llá, a un ritmo frenético, con una colonia o comunidad inundada como fondo, fue el colmo de la humedad que no sintieron ni los que tuvieron que remojar los pantalones en los charcos de agua de lluvia.
Si ese baile, y lo que vino después, hubiese ocurrido antes del 2 de junio, quizá otra cosa hubiera pasado. Mejor forma de destruir la popularidad ganada no hay. Biby baila feliz, despreocupada, sin nada que a moleste o que opaque su buen ánimo. Y no es que eso, en sí, esté mal, pero si del baile divertido salieron los memes es porque la gente sí tuvo algo que reprocharle.
En ese momento era la falta de agua. Los campechanos le reclamaron con fervor. Mientras Biby bailaba había colonias que tenían días sin una gota del vital líquido y el Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Campeche y el Ayuntamiento de Campeche sólo atinaban a hacer lo que mejor saben hacer: Culpar a otros. Que si la CFE, que si la Sedena, que si Mota Engil, que si Layda, que si un choque…
Y después llegó ‘Alberto’. Y el reclamo por el bailecito de cadencia loca mientras a la gente le llegaba el agua al cuello pasó a ser más serio y grave cuando todo mundo se dio cuenta que, como diría Fox, Biby bailó y se fue.
Hoy nadie sabe y nadie supo dónde está su alcaldesa electa… aunque todo mundo lo sospecha. Quizá está en Harvard, o tal vez en Cambridge, o a lo mejor en Colombia. Pero de que está ‘prófuga’, está ‘prófuga’. Eso sí, debe seguir moviendo las caderas al ritmo del Pulpo, porque feliz, debe seguir estando. No cualquiera gana una reelección.
EL AUSTRÍACO QUE DICE CONOCER CAMPECHE. A propósito de las inundaciones, el potencial ciclón tropical uno, que más tarde se convertiría en la tormenta tropical ‘Alberto’ nos dejó anegados. El agua subió tanto que anegó calles, casas, colonias, fraccionamientos y comunidades enteras y afectó irremediablemente las cosechas hortícolas.
Casualmente, las zonas más afectadas se ubican a uno u otro lado de la línea del Tren Maya: Siglo XXI, Chiná, Castamay, Hampolol, Imí, Kobén, Pixoyal y otras localidades. Según los pobladores, ni Gilberto, ni Opal, ni Roxana, ni Isidoro les hicieron eso. No se habían inundado así nunca antes. Y vino a ocurrir justo después de que alzaran una muralla para que cruce el tren encima, tapando o desviando los desagües naturales.
O al menos eso se pensaba, hasta que llegó un extranjero, de origen austriaco, que nunca antes de que la gobernadora Layda Sansores San Román lo trajera a su gabinete había vivido en Campeche, a explicarnos a los campechanos cómo funciona Campeche y cuáles son sus características geográficas y el por qué no son las obras las que generaron la inundación.
El austriaco Bernhard Reihn nunca, jamás, vivió en Campeche. No lo conoce. Llegó cuando Layda lo nombró encargado de despacho de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Movilidad y Obras Públicas (Sedumop) para sustituir a la carmelita Isabel Segura Espinoza, renunciada en medio de un escándalo por presuntas irregularidades, y quien a su vez sustituyó a Karla Sánchez Sosa, quien sólo mostró si ineficiencia al frente de dicha dependencia, a la que utilizó como caja chica y centro laboral familiar.
El caso es que, a los genios de Comunicación Social del Gobierno del Estado, con Whalter Patrón Bacab a la cabeza, se les ocurrió encargar al austriaco el desestimar, con su autoridad profesional y su nombre foráneo, que las inundaciones sean consecuencia de las obras mal planeadas y peor ejecutadas del Tren Maya y el Tren Ligero.
Con su español mal masticado, Bernhard trató de venderles espejitos a los indios. Quiso venderles verduras a Herdez. Es como si el europeo nos hubiese querido venir a dar clases de cómo preparar un pan de cazón o de cómo se trinca una hamaca.
Intentar eso es ofensivo. Ofensivo y estúpido. Lo cierto es que las obras del Gobierno Federal, porque hay que aclarar que no son de Layda aunque trate de venderlas como del Gobierno del Estado, no son lo suficientemente populares o socialmente respaldadas como quisieran los morenistas. Y la razón es bien fácil: No son obras que tengan un beneficio inmediato ni directo para los campechanos, son obras millonarias cuyos recursos pudieron usarse para resolver problemas reales de los ciudadanos, y son obras fastuosas plagadas de opacidad y de las que han surgido numerosas y evidentes acusaciones de actos de corrupción a todos los niveles, desde los hijos de AMLO hasta el diezmo que aquí cobra el sobrino.
Por el contrario, parecen ser las causantes de otros males, como justamente las inundaciones. El elevado nivel de los terraplenes para colocar la superficie de rodamiento del Tren Maya, y el embutido del terreno por donde pasará el Tren Ligero, que es el canal natural donde por milenios ha escurrido el agua de lluvia hacia el mar, parecen ser los causantes.
Qué mal que el Gobierno de Layda Sansores haya adoptado esa posición, en el marco de esa actitud tan maniquea de su administración. Los funcionarios morenistas no son capaces ni de aceptar la posibilidad y ahí es donde radica su error. Quieren, a producto de gallina, que creamos que las obras no nos causaron esto. Y quieren que confiemos a ciegas en las palabras de un grupo de funcionarios reunidos alrededor de una mesa donde juran y perjuran que las cosas no son como dicen los “medios chayoteros”.
Y por eso es que no les creemos. Porque ese maniqueísmo les impide tener la capacidad de equivocarse, que es de humanos. Las obras, mal planeadas, mal hechas o mal ejecutadas, o simplemente con errores en cualquiera de sus procesos, pues hay que entender que fueron pensadas y hechas por gentes y empresas que no son campechanas, se pueden simplemente corregir, remediar. No es el fin del mundo.
Admitir un posible error es de humanos. Ponernos a un austríaco a decirnos que eso no es posible es de estúpidos.
EL CRIMEN SE METE, POCO A POCO. El cobarde asesinato a balazos de Víctor Ausencio Aguilar Pérez, quien fue director de la Secretaría de Seguridad Pública de El Carmen y fungía actualmente como Jefe de Seguridad del Puerto Industrial Pesquero de Isla del Carmen, es un golpe de realidad y para abrirle los ojos a cualquiera.
El crimen organizado está aquí y se está adueñando, con la complicidad de las autoridades del Gobierno laydista, de los puntos estratégicos que necesitan mientras las autoridades lo siguen negando cómplicemente.
A Víctor Ausencio no lo mataron para asaltarlo. No fue un pleito de borrachos como prefiere explicar la secretaria de Seguridad, Marcela Muñoz Martínez, la mayoría de las ejecuciones. Fue un: O me das el control del puerto, o te lo quito. Y se lo quitaron.
¿Se imaginan todas las posibilidades? ¿Ya dimensionaron todo lo que el crimen organizado puede hacer si controla la seguridad del Puerto del Carmen?
El asesinato en la Administración Portuaria Integral de Campeche (Apicam) debió haber sido la llamada de atención que necesitaban las autoridades para actuar. Pero lo tomaron como si nada. Ni siquiera emitieron un comunicado oficial. Eso se llama una omisión cómplice, o una abierta complicidad.