Por: MARGARITA ROSA ROSADO M.
¿Sabía usted que en esta ciudad capital de Campeche se está construyendo un tren ligero que va a costar más de 4 mil 158 millones de pesos? ¿Alguien le pidió su opinión? ¿Alguien le preguntó si cree que el dinero podría usarse de mejor manera? ¿Alguien le ha advertido que podría tener un efecto directo sobre su movilidad? A mí tampoco, el desprecio hacia la ciudadanía es enorme, aunque eso sí no me asombra.
Le cuento, para poder vender la idea de que el tren maya es lo mejor que nos ha ocurrido en los últimos 100 años en la península de Yucatán, y probablemente para tratar de arrimarle usuarios, los encargados de esa obra decidieron que un tren ligero sería el complemento ideal para que los turistas que llegan por esa vía puedan acceder al centro de la ciudad de manera más fácil. El tren va a tener una longitud total de 15 kilómetros y 14 estaciones, empezando por la terminal del tren maya y terminando en el centro histórico vía el malecón de la ciudad, ese que llevamos varios sexenios ampliando y embelleciendo, que es orgullo, solaz y atractivo tanto de habitantes como de turistas.
El tren ligero aprovechará en algunas partes el derecho de vía que ya existe y no niego que puede ser un medio de transporte útil para las zonas habitacionales de la parte que da al periférico, siglo XXI, el aeropuerto, la antigua estación del ferrocarril, el barrio de Santa Lucía y la Ermita. No soy arquitecta ni ingeniera pero quienes saben más que yo de esto me han dicho que todo ese tramo no tiene bronca. Donde se sienta la mula es en el tramo que se pretende construir a partir de la Ermita, que incluiría cuatro estaciones más, una que pasaría junto a Plaza Galerías y atravesaría de lleno el malecón, pasando por San Francisco (a la altura de la Plaza 4 de octubre), Guadalupe (Novia del Mar) y rematando en la terminal Centro Histórico más o menos a la altura del Ángel Maya.
Las estaciones se harán sobre el camellón por lo que este desaparecerá junto con las palmeras y árboles que ha sido insignia del malecón a lo largo de los años (todavía no se sabe qué van a hacer en la glorieta Pedro Sáinz de Baranda). El tren será eléctrico y con ruedas, no vías, o sea que se llama tren quién sabe por qué. Habrá, claro, uno de ida y uno de vuelta así que usará un carril de cada lado del malecón y como del lado de las aceras normalmente se estacionan los que tienen algo que hacer por allá, pues quedará reducido, en la práctica, a un solo carril. Si el malecón lo usábamos como una vía rápida, olvídese de eso y vaya buscando alternativas. O a lo mejor, especulando, ya no se permita el estacionamiento, y como el centro está imposible, vaya pensando qué va a hacer con su vehículo. Sin información, se vale especular.
¿El Corso Infantil? ¿El Bando del Carnaval? A saber si podrán seguirse realizando, sobre todo el segundo, que desde hace años el derrotero parte precisamente de Plaza Galerías. Y si usted es de los participativos, de los que toma en serio sus derechos civiles, pues marchas como a las que hemos asistido en favor de los policías (cuyo conflicto, por cierto, está lejos de haberse resuelto y no parece haber voluntad para ello) o de la Marea Rosa, que también por cierto, está prevista una nacional para el 19 de mayo, sin que aquí se sepa si participaremos, en defensa de instituciones como el INE, el INAI, pues no veo cómo se efectuarían con el tren ligero circulando de un lado para el otro. Habrá que volver a rellenar el mar otra vez.
¿Nos hace falta realmente un tren ligero en el malecón? Dicen que ya están cortando las palmeras. ¿De verdad a nadie le importa que hagan y deshagan en nuestra ciudad? ¿Somos tan insignificantes los ciudadanos para que nos ninguneen de esta manera? ¿Son hechos consumados y háganle como quieran? ¿Y la alcaldesa-candidata, qué dice o qué ha hecho? ¿Y los candidatos al Congreso del Estado, en especial los del Distrito I? ¿Los candidatos a la alcaldía?
Todas, preguntas esperando respuesta. Pero sobre todo, la respuesta que más debería importarnos es la de los que vivimos aquí, ¿no cree usted?