Por: Francisco López Vargas
La obsesión por el poder nos acredita con detalle la calidad de la persona que lo persigue: 18 años intentado llegar a la presidencia y López Obrador no sólo no cumplió nada de lo que ofreció en campaña sino que hizo todo lo contrario y al final de su gestión se radicaliza y se hace pasar por un demócrata que nunca ha sido y envía al Congreso leyes que lo pintan como el dictador y autócrata que siempre ha sido.
Con el fracaso de su sexenio a cuestas, López Obrador vive una realidad alternativa que comparte con él no sólo su gabinete y 23 gobernadores sino que su candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, ofrece ponerle un segundo piso a esa falta de resultados, criminal en algunos temas y que refleja ineptitud y caprichos en obras que jamás serán exitosas y menos autofucientes como pretenden hacerle creer a quienes gobiernan.
El fracaso en salud se suma al de seguridad, al de relaciones exteriores y al manejo de la Migración donde terminamos siendo el policía malo para el gobierno de Estados Unidos desde la “alianza con Trunp” que éste describió como la concesión más fácil de su gestión porque vio a un presidente doblarse, como nunca imaginó, presumió en un libro sobre su gestión presidencial.
Los fracasos de la 4T pareciera que lejos de avergonzar a quienes fueron los operadores presidenciales, los motivan a hablar de un país que no existe y de una población feliz, feliz, feliz, como si no hubieran perdido seres queridos en la pandemia, en la “paz” de López Obrador que cobra 90 muertos promedio diarios, 3 mil feminicidios al año y la adoctrinación en educación y el derrumbamiento de los servicios de transporte como el metro capitalino o el servicio de transporte urbano de la capital y ahora hasta la escasez de agua por contaminación y por falta de previsión en obras de mantenimiento.
Como si no hubieran fracasado en el manejo de la pandemia que derivó en 800 mil muertes, la candidata oficial ofrece construir el segundo piso de la 4T cuando la única transformación que tuvo el país fue al destrucción de instituciones, el enfrentamiento con medios, con la Suprema Corte y los escándalos de corrupción que evidencian no sólo otro fracaso en el tema sino que la “honestidad valiente” que presumía el presidente no incluyó jamás a su familia que no sólo no cumplió sino que exhiben arrogantes su impunidad.
¿Cómo votar por una mujer que se traicionó a sí misma y no fue capaz de pelearse por las feministas, por la ciencia que desapareció en el presupuesto oficial, y de las energías limpias que, presume, son su especialidad mientras Tula y otras refinerías contaminaban y provocaban enfermedades en la capital que ella gobernaba.
El saldo presidencial no puede evadir el saqueo permitido por los gobernadores de los estados gobernados (?) por Morena cuyos presupuestos íntegros se destinaron a las obras faraónicas presidenciales dejando sin obras y sin servicios a los habitantes en sus comunidades.
La violencia llevó a 800 mil mexicanos desplazados que hoy viven lejos de sus hogares debido a la barbarie impuesta por grupos criminales que hasta con drones incendian o bombardean poblaciones enteras.
El desastre del país no lo ven quienes no quieren o no se enteran por falta de información. Estados auténticamente sin gobierno como Veracruz, Guerrero o Zacatecas. Gobernadores atrabiliarios como Cuauhtémoc García o Layda Sansores e inútiles como David Monreal Ávila, en Zacatecas, o Índira Vízcaino, en Colima, por citar algunos.
La invasión del narco en Chiapas y Tabasco, o los asesinatos a plena luz del día en Campeche y Zacatecas. Los cuerpos arrojados en plazas públicas de Veracruz o Michoacán.
El saldo del país que gobernaría quien se dijo diferente, honesto e incapaz de traicionar es hoy sólo una anécdota más de cualquier administración destacada por su corrupción y incapacidad en los años 80’s. López Portillo se ruborizaría de quien también ostenta su apellido.
Y para cerrar el gobierno, López Obrador se regala una ley de amnistía que impediría a los jueces definir si hay méritos en un reo de alta peligrosidad que confiesa el crimen y da indicios o testimonio para aprehender a sus secuaces.
Una ley de amparo que impediría a los ciudadanos a defenderse de los excesos del gobierno y una propuesta de quedarse con los ahorros para el retiro que más pareciera una expropiación de un gobierno cuyas deudas heredará a quien lo suceda: 12 mil millones de dólares a proveedores de Pémex y una deuda externa que creció en un 15.5 por ciento para cada ciudadano y que terminó en 2023 en 15.5 billones de pesos. 59 por ciento más que cuando llegó al poder.
¿Votarías por Claudia Sheinbaum con esa oferta de emular a su promotor?