Por: MARGARITA ROSA ROSADO M.
Nunca he cruzado palabra con Bibi Rabelo de la Torre, creo haberla visto en persona una o dos veces y de lejos. Sé, porque ella es una persona pública, que milita en Movimiento Ciudadano, bajo cuyas siglas ya fue diputada local por el II distrito del estado, alcaldesa del municipio de Campeche y que el pasado 2 de junio fue reelecta en esta calidad. Hasta allá.
Sin embargo, tengo un mensaje muy importante para ella, y creo honestamente que no es solo mío, porque lo he platicado con mucha gente que tiene la misma preocupación que yo, y que estaría dispuesta a ir más allá de expresiones verbales de preocupación y oposición a un proyecto que no fue consultado con la ciudadanía, que va a costar varios miles de millones de pesos, que no le va a añadir nada a esta ciudad capital y que además de los perjuicios futuros que implica, ya está causando hoy mismo afectaciones importantes a sus habitantes.
Hablo del tristemente famoso proyecto del tren ligero, pensado para arrimarle usuarios al fallido tren maya, para facilitarles el acceso al centro de la ciudad a los hoy y por mucho tiempo escasos turistas quesque se moverían por esa vía, sin pensar, porque así actúa Morena, en la mayoría de la población, que resultaría afectada al intervenir de manera ocurrente (estoy usando un término suave) la principal arteria de la capital, que rompería con la armonía del paisaje urbano en la costa, que ha llevado años y mucho dinero dejar como está actualmente, y que causaría afectaciones no menores en otras zonas de la ciudad por donde va a pasar.
Pero Bibi no necesita, me parece, que yo le dé argumentos en contra del proyecto. Que yo sepa, puedo estar equivocada, fue la única candidata al Ayuntamiento en pronunciarse públicamente sobre el tren ligero con un mensaje de no oposición total al mismo pero dejando muy claro que con el malecón no, y menos si no se han cumplido con los requisitos que les pedirían a cualquiera que quisiera hacer algo similar pero que, por razones inexplicables, los encargados del proyecto piensan que no tienen por qué cumplir.
Esta postura se manifestó después de que el Ayuntamiento suspendiera la obra ya en curso que, repito, comenzó sin contar con las licencias y permisos que su naturaleza exige y dando este las explicaciones a la ciudadanía. Sin embargo, como una burla no solo a la autoridad municipal sino a todos nosotros, el domingo pasado el SMAPAC nos informó que no tendríamos agua porque, pese a la suspensión provisional, la constructora violó los sellos y continuó los trabajos y, para nuestra mala suerte, rompió una tubería que viene de unos pozos que alimentan la planta principal del sistema, razón por la cual la población de la ciudad, en buena medida, se quedaría sin agua al menos por dos días mientras se hacen las reparaciones que, espero, le carguen a su cuenta al constructor y le hayan puesto una multa que lo deje bailando.
El triunfo arrollador de Morena en las elecciones ensoberbece a quienes creen que ahora tienen un cheque en blanco y que les alcanza para continuar el tren ligero. Yo solo espero que la reelecta alcaldesa asuma su compromiso ante la ciudadanía de hacer todo lo que esté legalmente a su alcance para impedir la continuación de un proyecto mientras no se revisen con lupa las consecuencias de una obra innecesaria, ociosa e impopular. Recomiendo la lectura del artículo de José Luis Llovera Abreu en El Universal, él sí especialista en desarrollo urbano, donde concluye que es un mal proyecto.
No me cabe duda que la gente quiere a su malecón y la sola idea de darle en la torre sin preguntarnos nos molesta mucho. La sociedad civil ya despertó, está consciente de sus derechos y sus posibilidades, lo demostró con la Marea Rosa, con las manifestaciones del 8 de marzo, con el conflicto de la policía en tres ocasiones. Estoy segura de que gustosa saldría de nuevo a la calle a defender el malecón, la reelecta alcaldesa no estaría sola en el intento de parar la arbitrariedad. En el pasado vimos fuertes desacuerdos entre ella y el gobierno del estado; en este desacuerdo particular, me parece, la acompañamos más de cuatro; los campechanos y campechanas de la capital y probablemente de otros lugares del estado estaremos pendientes de lo que pase y, en su caso, saldremos a las calles de nuevo. Ya conocemos el caminito.